The Irish land: treboles, ovejas, duendes con tesoros entre las manos, extensiones de verde brillante sobre las colinas, la cerveza Guiness y paisajes de acantilados que terminan en el profundo del mar, eso es lo que la generalidad de las personas conoce de Irlanda.
Efectivamente, es sobresaliente la cantidad de ovejas que pueden verse por doquier, Irlanda es conocida por su legendaria artesania de productos de lana y se puede ver pascolar en libertad distintas especies de ovejas y tambien cotidianamente obstaculizar el trafico de pequenos veredas que son transitados por los vehiculos cuyos conductores se deven armar de paciencia al encontrarse entre los rebanos. De los duendes ni en cuenta, son una simple historia y no vale la pena buscarlos en las caminatas al exterior, pero los treboles existen y si pone cuidado puede encontra uno en ese real pero misterioso cesped aterciopelado verde que parece mas bien dibujado y pintado por Walt Disney.
La isla irlandesa tiene mucho que ofrecer hasta a los màs exigentes de los turistas. Una emociòn unica es poder aventurarse hasta la costa occidental de Clare (en la parte nordeste de la isla) y justo ahi podemos hallarnos de frente a los acantilados de Cliffs of moher que se extienden a lo largo de 8km y cuya punta mas alta llega a los 217 metros y es llamada Knockardakin, este es el punto màs alto de una serie de collinas erosionadas a traves de miles de años. Los acantilados irlandeses no son en absoluto los màs altos de Europa pero son caracterizados de una belleza enigmatica exclusiva.
El camino hacia Cliffs of Moher es una experiencia ùnica, la extension de la pradera con ese verde intenso,las grandes rocas que en muchos puntos forman figuras interesantes, los pequenos caminos en terraceria que hay que superar entre los animale de pastura,la vista de quellas casas tipicas de puertas salientes del resto de laconstruccion y sus techos puntiagudos y altos. En varias partes del trayecto se va costeando el mar y es una vista exotica tener el azul sobre un lado y las colinas verdes hacia el otro.
El clima irlandes es un poco caprichoso y sorpresivo, asi que de preferencia lleve su bufanda, yo tuve que comprar una de emergencia en uno de esos negocios de suvenirs para turistas, el dia era bueno pero con viento muy frio. La primera sensaciòn al llegar al pie de la terraza es de libertad, tener la posibilidad de ver un paisaje de esa envergadura tal vez suceda pocas veces en la vida, sobre todo para aquellos que vivimos en ciudades forradas de pavimento y de alta densidad demografica.
Los acantilados son impresionantes, las altas paredes rocosas combaten la fuerza de las olas del atlàntico y sus vientos. Y justo enmedio de la terraza desde donde se puede apreciar el paisaje, nos encontramos la O'brien's Tower, una torre circular hecha en piedra en 1835 desde donde se puede tener una vision màs amplia de otros atractivos de la isla y donde se pueden tomar fotos magnificas. La caminata es larga cuanto quiera, son kilometros de sendero en torno a la isla. Los màs osados se hechan la mochila al hombro y caminan por horas hasta llegar al pueblo màs cercano, esta es justo una meta preferida por los amantes del tracking.
Hay mucho que ver aun en la isla irlandesa, y la ventaja es que es posible trasladarse de un punto a otro en practicamente poco tiempo, asi que disfrutemos de la perfeccion del paisaje, porque no sabemos cuando regresaremos a Cliffs of Moher.
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